Hoy la excursión que propongo son tres excursiones diferentes, situadas
en menos de tres km. a los lados de la de la carretera que va de La Geria a
Tiguatón y Tinajo. Muchos ya habrán adivinado que hablo del volcán del Cuervo o
de las Lapas y alguno también imaginará que la segunda excursión es dar la
vuelta a Caldera Colorada y la tercera... bueno, ya llegaremos.
Empecemos pues por la primera. Si vamos por la carretera de La Geria y
cogemos la desviación a Tinajo a poco
más de un km. tenemos los muros que anuncian la salida del municipio de Tías
para entrar en el de Tinajo. Justo ahí empieza nuestra excursión y además suele
haber sitio para dejar el coche (si no lo hay, a unos 200 metros tenemos una
explanada donde dejarlo). Un camino amplio recubierto de picón (gravilla) sale
justo de esta zona y se dirige a nuestro destino el Volcán del Cuervo o de Las
Lapas.
El camino es bueno y nos lleva por una zona volcánica de malpaís, con
gran cantidad de pequeñas cuevas volcánicas y jameos y rocas con rarísimas
formas entre las que podemos encontrar cierta flora propia de esta zona como
las auligas o las tabaibas.
Si continuamos unos 1500 metros por este camino llegaremos al pie de
volcán del Cuervo (Al parecer el nombre original es Caldera de Los Cuervos
aunque oficialmente ahora tiene este nombre), donde nos encontraremos con un
camino que, a un nivel inferior al del suelo, nos lleva bordeando el volcán
hasta llegar a la entrada del mismo. Es un camino sugestivo por lo diferente y
por la sensación de soledad que provoca al estar rodeado de la negrura de la ladera de picón y
ceniza volcánica a un lado y de la pared que se forma al ir por debajo del
malpais.
Al rodear un cuarto del volcán llegamos a la entrada del mismo. A
diferencia del resto de los volcanes, para entrar en éste tenemos que bajar. Un
corte en la pared nos permite acceder al mismo sin necesidad de subir hasta la
cima.
Este volcán fue, al parecer, el que inició las erupciones de 1.730 que
duraron 6 años por lo que podemos ponerle fecha y hora exacta a la erupción ya
que es el que nombra el Párroco de Yaiza en su descripción del comienzo de
dichas erupciones:
“El primero de septiembre de 1730 entre las
nueve y las diez de la noche la tierra
se abrió de pronto cerca de Timanfaya a dos leguas de Yaiza. En la primera
noche una enorme montana se elevó del seno de la tierra y del ápice se
escapaban llamas que continuaron ardiendo durante diecinueve días.
Pocos días después un nuevo abismo se formó
y un torrente de lava se precipitó sobre Timanfaya, sobre Rodeo y sobre una
parte de Mancha Blanca. La lava se extendió sobre los lugares hacia el norte,
al principio con tanta rapidez como el agua, pero bien pronto su velocidad se
aminoró y corría más bien espeso como la miel. Pero el 7 de septiembre una roca
de considerable tamaño se levantó del seno de la tierra con un ruido parecido
al trueno, y por su presión forzó la lava, que desde el principio se dirigía
hacia el norte, a cambiar de camino y dirigirse hacia el NO y ONO. La masa de
lava llegó y destruyó en un instante los lugares de Maretas y de Santa
Catalina, situados en el valle.”
El interior del volcán es sorprendente, los diferentes colores de las rocas
nos indican los minerales predominantes en el momento de la erupción y su
extensión nos hace intuir 2 bocas diferentes, ya que como indica la crónica del
mencionado párroco hubo una segunda
explosión en la que salió despedida con gran fuerza una inmensa roca y que bien
pudiera ser una mole rocosa situada a unos 150 metros frente la entrada al
volcán.
La belleza y fuerza de este lugar hace que haya acogido multitud de
eventos: Aquí se han organizado conciertos, Saramago, que tenía una especial
relación con este volcán y concedió varias entrevistas en él, no es difícil
encontrarse grupos practicando técnicas orientales de relajación...
La estancia en el volcán invita a la
meditación. El saber que hace menos de 300 años todo aquello salto
repentinamente por los aires suena sugerente y hace pensar en insignificancia
de nuestra existencia.
Terminada la primera parte de nuestra excursión, volvamos al coche y
adelantemos un kilometro por la misma carretera. A la derecha encontraremos la
entrada a una explanada al pie de un volcán. Es el volcán Caldera Colorada y
preparémonos para una lección de vulcanología.
Un camino nos conduce alrededor del volcán con carteles cada pocos
metros que, aprovechando el entorno, nos van explicándonos los conceptos
básicos de la vulcanología y más exactamente la vulcanología de Lanzarote y de
las islas Canarias. El camino es cómodo y agradable y el diferente colorido de
la caldera nos atraerá como un imán. Del rojo intenso se pasa al negro azabache.
El picón y el malpais están salpicados por inmensas bombas volcánicas.
A lo largo del camino se nos irán mostrando cuales son los diferentes
volcanes que nos rodean, cuales pertenecen a las explosiones de 1.730-1736 y
cuales son anteriores y se mantuvieron como islas (por ello se llaman islotes)
en el mar de lava que desoló estas tierras. Podremos ver la cadena de volcanes,
en perfecta línea recta, que van de Timanfaya a Mancha Blanca o aprender porqué
algunos volcanes no son simétricos.
Después de este agradable e instructivo paseo podemos dejar el coche en este lugar, cruzar
la carretera y seguir un centenar de metros hasta encontrar un camino que nos
llevará hasta la Caldera de Santa Bárbara, lugar curioso donde los haya.
Este volcán se caracteriza por la cantidad de bocas volcánicas que
tiene. Si seguimos el camino nos encontraremos con las 2 más importantes, bueno
las 3 porque en la boca superior son realmente 2 bocas diferentes. El camino es
cuesta arriba y el llegar hasta la boca superior se hace algo complicado por el
resbaladizo picón que hace que demos un paso para adelante y medio para atrás.
Pero el pequeño esfuerzo merece la pena. Las cuevas que se adentran en las
entrañas de la caldera imponen respeto y se hecha de menos el no ser mas ducho
en espeleología, para poder hacer una incursión que, al menos desde fuera,
promete una aventura preciosa.
Un camino sobre el picón nos permite
subir a la cima del volcán y poder ver no solo las entrañas de la caldera sino
también una vista espectacular de las montañas de fuego y el mar por los 2
lados de la isla.
Hemos entrado en un volcán, hemos
rodeado otro y hemos ascendido a un tercero, sin olvidar nuestro aprendizaje
sobre la vulcanología básica por lo que creo que nos merecemos un buen
aperitivo regado con vino de la tierra, y para ello sugiero 2 sitios, o bien
las cercanas bodegas El Grifo en Masdache donde acompañar un malvasía Colección
o incluso un cava local con un poco de queso, o bien seguir la carretera de La
Geria hacia Yaiza y subir al Chupadero (justo antes de llegar a las bodegas
Stratus), un fantástico bar restaurante donde podremos tomar algo con unas
fantásticas vistas a esos especiales viñedos que adornan esta tierra.